Orígenes y carrera académica
El profesor Lomonte nació en Nápoles, Italia. A la edad de ocho años, su familia decidió emigrar a Centroamérica, primero a Nicaragua, luego a Costa Rica, donde completó la escuela secundaria.
Sus excelentes resultados académicos le permitieron ingresar a la prestigiosa Universidad de Costa Rica (UCR) e iniciar estudios en microbiología. Como estudiante, el científico se inició como asistente en el ICP-UCR (Instituto Clodomiro Picado, adscrito a la UCR).
En 1986 completó su residencia en inmunología en la UCR y en el mismo año partió a los Estados Unidos con una beca Fulbright en la Universidad de Wisconsin-Madison. Esta experiencia le permitió introducir en Costa Rica una tecnología revolucionaria entonces presente solo en los países más desarrollados: los anticuerpos monoclonales.
Para llevar a cabo este trabajo, el ICP-UCR primero tuvo que desarrollar cultivos celulares en el laboratorio. A través de diversos aportes económicos, el Dr. Lomonte logró desarrollar el primer laboratorio de cultivo celular en el Instituto Clodomiro Picado. El establecimiento de un laboratorio de proteómica ha asegurado una comprensión detallada de la composición proteica de los venenos de todas las serpientes venenosas de Costa Rica, así como de muchas otras que se encuentran en la región de América Latina y en todo el mundo.
En 1994 Lomonte obtuvo su doctorado en inmunología de la Universidad de Gotemburgo, Suecia, gracias a una beca otorgada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT).
En esa ocasión, trajo a suelo costarricense la microscopía intravital, una técnica muy innovadora en la época. Este recurso permitió ver bajo el microscopio, y en tiempo real, las reacciones que generan los venenos de serpientes dentro del organismo de un ser vivo.
El aporte fue fundamental. Los investigadores ya sabían que el veneno de serpiente causa sangrado abundante cuando ingresa al tejido. Sin embargo, la dinámica del proceso seguía siendo desconocida. Usando microscopía intravital, Bruno Lomonte y sus colegas pudieron ver cómo funcionan las toxinas en el veneno de serpiente.
Durante un período de estudios en la Universidad Autónoma de México aprendió a sintetizar péptidos (porciones sintéticas de proteínas). Esto ha llevado a comprender cómo funcionan las toxinas que dañan el tejido muscular en el envenenamiento por ofidios.
En poco tiempo, el ICP-UCR logró sintetizar estos péptidos por primera vez en el país, reduciendo considerablemente su costo (que en ese momento ascendía a unos 1.900 dólares por unos pocos miligramos de péptido, un precio altísimo en el primera década de los años 60. 2000).
Resultados del trabajo
El conocimiento del profesor Lomonte impulsó la apertura del primer laboratorio de proteómica del país y de la región centroamericana en 2010. El laboratorio permitió estudiar y profundizar en el análisis de los componentes de los venenos de serpientes y por qué son tan letales.
El Laboratorio de Proteómica representó un salto importante en términos de investigación científica de alto nivel para el Instituto Clodomiro Picado y para la ciencia en Costa Rica.El aporte del prof. Lomonte fue fundamental en el diseño y desarrollo de la investigación llevada a cabo en este laboratorio en cuanto a la identificación y secuenciación de los componentes proteicos de venenos y otras muestras biológicas.
Costa Rica se benefició enormemente de los hallazgos del médico. Antes de 2010, el país no podía secuenciar proteínas. Todos los análisis debían realizarse en el extranjero, lo que implicaba costos y dependencias. Además, el laboratorio colaboró con otros estudios de universidades públicas, empresas privadas e incluso grupos internacionales de Colombia, México, Dinamarca, Ecuador y Brasil.
Al laboratorio de proteómica del ICP-UCR, varios expertos de América Latina vinieron a estudiar venenos de serpientes no estudiados anteriormente y cuyos componentes tóxicos se desconocían. A nivel nacional, en los últimos diez años, el ICP-UCR ha analizado el veneno de 23 serpientes, lo que convierte a Costa Rica en uno de los pocos países del mundo en conocer la composición de las proteínas presentes en los venenos de estos reptiles y cuya información son un insumo fundamental para mejorar los antivenenos.
Actualmente, los fabricantes de antivenenos utilizan información proteómica para gestionar los cambios en la inmunización. Con la información que se obtiene se van mejorando los antivenenos, una gran ventaja para las personas que padecen intoxicación por ofidios.
Una de las aplicaciones más recientes es el suero antiofídico producido para la región de Centroamérica y el Caribe. Con nuevos conocimientos, las formulaciones de antiveneno tienen un fundamento para evolucionar y generar una mejor cobertura y eficacia.
La carrera academica
El profesor Lomonte es uno de los investigadores más prolíficos de América Latina.
Su extenso currículum vitae atestigua sus extraordinarios logros científicos y su contribución a la formación de nuevas generaciones de investigadores.
En la Universidad de Costa Rica tiene registrados 70 proyectos de investigación, tiene 340 publicaciones en revistas de prestigio a nivel mundial, ha escrito más de veinte capítulos de libros, ha dirigido más de veinte tesis de licenciatura y más de diez tesis de maestría y doctorado.
Otra gran pasión suya es la docencia. Desde 1999 ha contribuido a la formación de más de 25 doctorandos extranjeros de Latinoamérica, Norteamérica y Europa; desde 1986 ha participado en casi 90 congresos y cursos internacionales.
Su larga trayectoria lo ha llevado a ocupar importantes cargos académicos, tanto en Costa Rica como en instituciones extranjeras.
En 1981 inició su carrera académica como docente en el Instituto Clodomiro Picado, dentro de la Facultad de Microbiología de la Universidad de Costa Rica, posteriormente, de 1983 a 1986, fue profesor asistente en el mismo instituto.
Al año siguiente, trabajó como becario de investigación Fulbright en el Departamento de Química Fisiológica y en el Centro de Biotecnología de Instalaciones para Hibridomas de la Universidad de Wisconsin-Madison, EE. UU.
De 1988 a 1998 regresó a la Universidad de Costa Rica primero como profesor asociado y luego como profesor titular. En el período comprendido entre 1994 y 1998 también ocupó los cargos de Subdirector y Jefe de la División de Investigación, así como Coordinador de la Cátedra de Inmunología.
De 1999 a 2001 ocupó el cargo de Director del Programa de Maestría en Microbiología, Parasitología y Química Clínica de la Universidad de Costa Rica.
Posteriormente, de 2001 a 2009, fue Director del Programa de Doctorado en Ciencias de la misma universidad. Finalmente, del 2010 al 2022 ocupó el cargo de Jefe del Laboratorio de Proteómica del Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica.
Reconocimientos nacionales e internacionales
Su trabajo ha sido reconocido con importantes premios nacionales e internacionales, entre ellos el Premio Nacional Clodomiro Picado Twight (1986), la nominación como miembro de la Academia Nacional de Ciencias (1996), el Florida Ice & Farm Contribution Award (2003).
En 2022 recibió el premio Redi, durante el 21º Congreso Mundial de la Sociedad Internacional de Toxinología, celebrado en Abu Dhabi. El premio es el máximo reconocimiento en el campo de la toxinología.