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Los Hermanos Durini

Las políticas de incentivo y facilitación de la inmigración adoptadas por Costa Rica a finales del siglo XIX fueron aprovechadas por algunos inmigrantes italianos, como en el caso de los hermanos Durini, originarios de la Suiza italiana pero cuya formación artística se desarrolló principalmente en Génova. A través de varias estancias en el continente americano, lograron crear una red internacional de comercio de arte.

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor DeepL.comLa historia empieza con Giovanni Durini que emigró para establecerse en la ciudad suiza de Tremona donde ejerció el oficio de escultor; asimismo, conoció a Elizabetta Vasalli, su futura esposa y madre de dos hijos: Lorenzo (1855-1906) y Francesco Antonio (1856-1920) Durini Vasalli.

Posterior al nacimiento de sus hijos, Giovanni y Elizabetta decidieron abandonar Tremona para buscar mejores condiciones socioeconómicas en la ciudad de Lima. Una vez establecidos en Perú, Giovanni ahorró dinero suficiente para enviar a sus hijos a estudiar artes en Génova, para que acabaran su formación y así pudiesen volver a Lima a colaborar en el negocio familiar.

De vuelta a Centroamérica, Francesco se dedicó al comercio de esculturas de mármol y bronce mientras que Lorenzo se destacó por la articulación de un mercado artístico entre el istmo, Génova y Suiza.

Durante la segunda mitad de la década de 1880 los hermanos formaron una nueva empresa llamada “Durini Hermanos” y produjeron en Costa Rica una vasta cantidad de obras, públicas y privadas, desempeñando un papel clave en la transformación del paisaje urbano de San José, donde dejaron una huella imborrable a través de sus diseños y construcciones.

Uno de los proyectos más destacados de los Durini fue la construcción de las Casas de Corrección de Menores entre 1897 y 1902, un plan estatal que buscaba mejorar el sistema penitenciario del país.

Lorenzo Durini, en particular, estuvo a cargo del diseño arquitectónico de estos edificios (uno para hombres y uno para mujeres), caracterizados por una mezcla de estilos neogótico y neorrománico. La solidez y majestuosidad de la estructura reflejaban el espíritu de orden y disciplina, de acuerdo con la finalidad de elaborar un lugar de rectificación. Por lo tanto, su forma debía de tener una severidad estética.

Originalmente destinadas a la rehabilitación de menores, en 1903 fueron reutilizadas como sede del Liceo de Costa Rica.

Otros aportes fundamentales de los hermanos Durini fue la participación en la construcción del Teatro Nacional de Costa Rica. Contribuyeron con la elaboración de ornamentación en mármol y bronce y fueron parte del equipo que dio vida a este edificio emblemático, inspirado en la arquitectura neoclásica europea.

También participaron en la construcción de diversos mausoleos y monumentos. Entre estos, en el Cementerio General de San José sobresale el mausoleo de Francisco Echeverría y Alvarado de 1886, en el cual se aprecia la inscripción «Francisco A. Durini 1886», testimonio de la calidad y prestigio en la elaboración de monumentos funerarios en mármol importado de Italia.