Esta página web utiliza cookies técnicas y de análisis necesarias.
Al continuar navegando por esta web usted acepta el uso de cookies.

Ettore De Girolami

Ettore De Girolami era un joven médico italiano con dos grandes pasiones: la música y la medicina. Esta última se convirtió más tarde en su trabajo cuando, gracias a su competencia y perseverancia, fue contratado en el Instituto de Tumores de Milán. Sin embargo, la Italia de los años 50 no es el entorno que imaginaba para él, su mujer y sus dos hijos. Por eso, decidió vender todas sus posesiones, a excepción de su viola y su acordeón, para comprar un billete de ida a Costa Rica.

Al llegar al País, se encontró con una realidad muy distinta del paraíso que había imaginado. A pesar de eso, empezó inmediatamente a buscar un trabajo que le permitiera mantener a su familia, y así se dirigió al Hospital San Juan de Dios. Su valiosa aportación se hizo notar de inmediato, tanto que el Dr. Carlos M. Gutiérrez, médico de la Clínica de Tumores de la Lucha contra el Cáncer le pidió de inmediato que colaborara con él.

Al mismo tiempo, Ettore De Girolami también miraba hacia el mundo académico y por ello se dirigió a la Universidad de Costa Rica, donde entonces no existía la Facultad de Medicina, sino sólo la de Ciencias. Fue en la Facultad de Ciencias donde consiguió la cátedra de Histología en 1952. Aunque no hablaba bien el idioma, el profesor supo compensar los problemas lingüísticos con otras formas de expresión y pudo transmitir sus conocimientos.

Ya en su nuevo puesto académico, Ettore demostró enseguida sus habilidades. De hecho, el Consejo Universitario le eligió para dirigir y coordinar todo lo relativo a los programas médicos. Sin embargo, no sólo quiso gestionar las actividades de la universidad desde arriba e intervino directamente en varios proyectos: la organización de la sección de revistas científicas dentro de la Biblioteca Universitaria; la creación del plan de estudios definitivo para los primeros años fundamentales de la Facultad de Medicina; la revisión de los materiales de química, física, biología y matemáticas para el bachillerato con el fin de mejorar el vínculo entre los cursos de bachillerato y los cursos profesionales universitarios.

Además, es al Prof. De Girolami a quien la Universidad de Costa Rica debe dos de sus pilares: la Escuela de Medicina, de la que es cofundador, y sobre todo la Revista de Biología Tropical de la Universidad de Costa Rica. El objetivo del profesor italiano era crear un medio que favoreciera la difusión de las excelentes investigaciones que se llevan a cabo en la Universidad. Una vez presentado al rector Rodrigo Facio, éste acogió con entusiasmo el proyecto, hasta el punto de que el primer número se publicaría poco después, el 10 de julio de 1953.

A pesar de sus compromisos académicos y de investigación, el profesor nunca dejó de lado su amor por la música. De hecho, ingresó en la Orquesta Sinfónica Nacional tocando la viola y formó un cuarteto de cuerda que dio numerosos conciertos en el Teatro Nacional.

Más tarde, se trasladaría a Estados Unidos, pero su cariño por el país que había hecho florecer su talento permaneció. Así que, con el objetivo de dar a otros científicos las mismas oportunidades que él había tenido en Costa Rica, decidió crear el «Premio Famiglia De Girolami» junto con su familia. El premio, que también incluye un cheque de 2000 dólares, se concede desde 1995 a la mejor publicación en la Revista de Biología Tropical.

Ettore De Girolami falleció en 2005, pero su precioso trabajo será continuado por las nuevas generaciones de científicos que, gracias a él, tienen la oportunidad de llevar a cabo importantes investigaciones en el campo biomédico.